Quise y te entregué
mi vida entera
quise cantarte mi
última canción,
quise escribirte mi
último poema
quise que fueras tú
mi inspiración.
Quise que me
abrazaras con ternura
quise que me
trataras con amor,
quise ceñirme siempre
a tu cintura
quise que
alimentaras mi ilusión.
Quise sentir la
caricia inesperada
quise sentir tu
mano aliviando el dolor,
quise el beso
espontáneo a tu llegada
quise ver tu
sonrisa ofreciendo una flor.
Quise encontrar en
ti mi alma gemela
quise que fueras
ese sueño increíble,
quise ir de tu mano
a donde fueras
quise enseñarte a
ti mi alma sensible.
Quise vivir en ti
con vehemencia
quise hacer
¡cuántas cosas para dos!
quise ver en tu
escenario la excelencia
quise sentir mi
apoyo en tu actuación.
Quise las cosas que
no tienen precio
quise esperar el
tiempo necesario,
quise saber cuánto
duraba tu desprecio
y me quedé
esperando año tras año.
Quise alejarme para
aliviar mi pena
quise que oyeras mi
última canción,
quise que leyeras
mi último poema
quise que en tu
silencio fuera una oración.
Lucila Lárez
Fariñas
de Gutiérrez
¡Dios!
ResponderEliminar¿TU ÚLTIMA CANCIÓN? ¡QUE VA!
Dios te bendiga hermana
En el éter azur donde te fuiste,
Y aquí donde persististe
Tu natura en progenie jayana.
De todas las cosas que quisiste,
Nunca será real el alejarte,
Ni hay tu último poema ni canción,
Tus poemas son los hijos que engendraste
Centuplicando las canciones que dejaste
Haciéndolas renacer en cada corazón.
BENDICIÓN 04/06/2012
Soy como el árbol que después que el otoño con ràfagas de vientos huracanados lo dejó sin hojas y con una imagen de planta seca lista para ser derribada; ahora vuelve a tener hojas tan verdes como antes y con flores espirituales envidiables, con fragacias de fe y esperanzas.
EliminarERES EL ÁRBOL
ResponderEliminarERES EL ÁRBOL.
De raíz profunda, tu amor.
De tronco duro, tu cuerpo.
De ramas arrulladoras, tus brazos.
De flores blancas, tu alma.
De hojas verdes, tú esperanza.
De savia vivificadora, tu sangre.
De semilla primorosa, tu útero.
De frutos prodigiosos, tus hijos.
De retoños perdurables, tus nietos.
ERES EL ÁRBOL.
Para: Mi adorada hermana Lucila.
Asunto: En ocasión de hacerse llamar árbol.
05/07/10