viernes, 27 de abril de 2012

Rayo de luz, año 1960.

En este blanco lienzo
tan triste y transparente
como la cara misma 
que tengo aquí inclinada,
escribiendo estos rasgos
me siento ya impotente,
de luchar contra todo
dando todo por nada.

Esperaré en el tiempo
y en el divino “Dios”
que habrá de depararme
un día tranquilidad, 
y si no lo ha dispuesto
y no escucha mi voz,
paz y resignación
pido a mi majestad.

Junto al negro escritorio
que es mi fiel compañero,
espero ansiosamente
ese rayo de luz,
para dar claridad
a mi oscuro sendero,
y aliviarme por siempre
de mi pesada cruz. 

Esta mano que escribe
siento que no es la mía,
porque tal vez el cuerpo
se agota de impaciencia,
entonando tan bajo
las tristes melodías,
que cantan sin consuelo
la voz de la experiencia.

Lucila Lárez Fariñas
de  Gutiérrez

Maturín, año 1960.- 

viernes, 20 de abril de 2012

Vendaval Huchafri

Se presentó un vendaval
sacudiendo los cimientos,
y levantó el pedestal
de los vivos y los muertos.

Viento fuerte que estremece
árboles y matorrales,
batiendo las hojas secas
donde están las mapanares.

Áspides que se conducen
deslizándose en el suelo,
y si están bien enrolladas
tienen activo el veneno.

Se levantaron los vivos
se enfrentaron con el viento,
con cacerola hacen ruidos
como un glorioso argumento.

Salieron muertos en vida
que se mueven y caminan,
son fantasmas que no asustan
porque cualquiera los mira.

Se conoce su existencia
se sabe como han vivido,
su estímulo la indigencia
con títulos de excluidos.

Seres que han dado su voto   
a todos los gobernantes,                        
que les ha importado poco
dejarlos en el olvido

Un nuevo tren de elecciones   
trajo un nuevo pasajero,      
el cual se ha identificada       
con Venezuela y su pueblo.

Una población con vida            
parte de una sociedad,
se ha sentido persuadida
al llamado de igualdad.

Que no puede cantar gloria
porque la guerra comienza,
para que cambie la historia
hay que cambiar de conciencia.
                                             
Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez

viernes, 13 de abril de 2012

Vanidad de mujer



               

Si sus manos no fueron mariposas
de alas sutiles y colores vivos,
muy poco femeninas y no hermosas  
las escondía de ti, fuiste su enemigo.

Si su voz no fue dulce y suave
al responder a ese silencio tuyo,
sus ojos dejaron de buscar tu mirada
pues sólo tropezaba con tu orgullo.

Nunca le pareciste verdad, y así fue
y se alejó de ti importándole mucho,  
supo a donde ir sin dar ningún traspié
escogió entre la renuncia y el disgusto.

Cuando fue joven mil cosas le ofreció 
a ese su corazón sincero y puro,
y al encontrarte no supo más de sí
se quedó sin presente y sin futuro.

La vanidad femenina es por excelencia 
don propio que a su género responde,
soñar cosas hermosas es su preferencia
desafiando el polo opuesto de los hombres.

Tú como muchos de mente tan confusa
sólo pudiste conocerle por su nombre,   
te negaste el cielo al dejar inconclusa 
la historia de amor que su pecho esconde. 

Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez

viernes, 6 de abril de 2012

Un milagro

        
                

Cuando quise alejarme de tu lado
fue pensando siempre a tu favor,
liberarte tal vez de mi presencia
era verte salir de la prisión.

De esa forma te imaginé feliz
supe que era la única manera,
y así pudiera volver a sonreír
porque tu desamor era mi pena.

La vida siempre da las ocasiones
en algún momento es la oportunidad,
para darle alegría a los corazones
dejando de pensar en nuestra edad.
 
La integridad, un escudo para mí
satisface hacer honor a la verdad,
aquí también estoy pensando en ti
cambié mi espacio por tu felicidad.

En ese espacio donde vimos crecer
los frutos del amor siempre sincero,
tal como lo juré siempre fui fiel
respeto y honra para los que quiero.

Fue triste y pesarosa la agonía
reprimiendo la verdad de lo jurado,
queriendo adivinar si es culpa mía
que ese silencio me haya destrozado.

Buscaba para mí paz y armonía
creí que me asistía ese derecho,
pero me equivoqué sólo fue fantasía
porque el desamor quebró mi pecho.

Esa anhelada paz que yo soñé
me llegó acompañada de un reposo,
sin salud, sin planes, sólo esperaré  
un milagro de “Dios” tan poderoso.

Aferrada a la fe y la esperanza
y a la fuerza inmensa del amor,
con la primera alimento mi confianza
con las demás fortalezco mi ilusión.

Aunque la soledad y el silencio
me seguirán haciendo compañía,
yo seguiré platicando con ellos
de mis canciones y de mis poesías

Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez

Luego de dos años...

No es fácil abrir la puerta de la antesala de una obra literaria cuando se trata de una primera edición. Sin embargo, la misma pasión y...