viernes, 27 de abril de 2012

Rayo de luz, año 1960.

En este blanco lienzo
tan triste y transparente
como la cara misma 
que tengo aquí inclinada,
escribiendo estos rasgos
me siento ya impotente,
de luchar contra todo
dando todo por nada.

Esperaré en el tiempo
y en el divino “Dios”
que habrá de depararme
un día tranquilidad, 
y si no lo ha dispuesto
y no escucha mi voz,
paz y resignación
pido a mi majestad.

Junto al negro escritorio
que es mi fiel compañero,
espero ansiosamente
ese rayo de luz,
para dar claridad
a mi oscuro sendero,
y aliviarme por siempre
de mi pesada cruz. 

Esta mano que escribe
siento que no es la mía,
porque tal vez el cuerpo
se agota de impaciencia,
entonando tan bajo
las tristes melodías,
que cantan sin consuelo
la voz de la experiencia.

Lucila Lárez Fariñas
de  Gutiérrez

Maturín, año 1960.- 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor comparte tus comentarios:

Luego de dos años...

No es fácil abrir la puerta de la antesala de una obra literaria cuando se trata de una primera edición. Sin embargo, la misma pasión y...