viernes, 27 de enero de 2012

Evocación Oriental - Venezuela

    

Al  evocar un ambiente
especial para el pintor,
pienso en Puerto La Cruz
encrucijada de oriente,
con sus hermosos paisajes
que es fuente de inspiración,
donde el poeta hace gala
del espíritu y su mente. 

El que aquí llega se queda
y aprende a decir te quiero,
el amor se vuelve fuego
como los rayos del sol,
mirando el inmenso mar
bajo el manto azul del cielo,
nos volvemos marinero
navegando en la ilusión.

Se ve un lindo atardecer
con los encajes de estelas,
que en las aguas van dejando
los lanchas cuando navegan,
las nubes y sus matices
que les va imprimiendo el sol, 
forman un cuadro perfecto
obra del gran Creador. 

Se ven los blancos veleros
sobre las aguas marinas,
cual si fueran grandes cisnes
que nadan en la bahía,
contrastando con la cruz
que allá en la orilla vigila,
a barcos y marineros
que trafican noche y día.   

Nuestro padre el creador
que a todos tiende sus brazos,
obsequió las mil bellezas
a esta tierra y sus espacios,
donde alondras y gaviotas
vuelan desafiando al viento,
y se elevan en la altura
como sucede en los cuentos.

También volamos como ellas
en alas del pensamiento,
más allá de las estrellas
para llegar al encuentro,
con el autor de esta obra
centro de la creación,
honremos al Padre Nuestro
y a su incalculable amor.

Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez 

Puerto la cruz, marzo 2004
  

viernes, 20 de enero de 2012

Adios inesperado

                     
 


En un triste atardecer allá en el campo santo,
se enlutaron los montes las aves y los nidos,
muchos tal vez trataron de tragarse su llanto,
dando el último adiós a Luis José y Danílo. 

Víctimas que cayeron por manos criminales,
de un sistema repleto de fétida inmundicia,
donde la impunidad se hace intolerable,
y ataca la verdad la paz y la justicia. 

Como palomas blancas siguen los malhechores,
su escudo: la violencia sin sentirse cobardes,
cruzando calles, plazas y todos los caminos,
por que llevan el alma saturada de males. 

Por buscar la verdad para actuar con justicia,
o dejarse llevar por malas influencias,
cada cual en su andar puso en riesgo su vida,
confiando en el disfraz que oculta la mentira.

Andaba el enemigo escondido en el fango,
de donde sale erguido con falsas vestiduras,
son como fariseos que se imponen el rango,
de la traición que llevan colgada a la cintura.

Nuestro celestial Padre nos envió a su hijo,
para enseñarnos la ley del amor y la verdad,
Jesucristo hecho hombre también fue perseguido,
por los que no creyeron ciegos por la crueldad.

Jesús, nos enseñó el camino y también las espinas,
que serán arrastradas con esperanza y fe,
el que quiere seguirle sigue, sigue y camina,
aunque llegue sangrando la planta de los pies.

“Dios” con su omnipotencia y su infinito amor,
rescató de la muerte a su hijo Divino,
y dejó esa promesa a los que con dolor,
defienden la verdad por estrechos caminos.

Así acaba mi canto con voz de empatía,
y elevo mis plegarias que lleguen hasta el cielo,
para pedir la paz que todo el mundo ansía,
y para los caídos pido el descanso eterno.  

Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez
Puerto La Cruz, año 2003.-

viernes, 13 de enero de 2012

No quiero (canto andaluz)

             
  
No quiero,
no quiero que  sufras por mí,
no quiero,
no quiero que llores por mí,
no quiero,
no quiero que me veas así.  
La vida, me hizo una jugada y le aposté,
por eso quiero que sepas y te diré
que le supe jugar, para ganar
y  le  gané...
ay..ay..ay.. ay..y le  gané.
Lucila  Lárez  Fariñas
de Gutiérrez

viernes, 6 de enero de 2012

Agridulces de la vida

               



La brisa con la aurora trae recuerdos
de los años felices que brinda la vida,
sólo enseña ese lado que es color de rosa,
caprichosa, vulnerable y engreída.

Recorriendo los terruños sabaneros
donde el lirio acariciado por el viento,
le arrancaba ese perfume delicado
que embriagaba esos dulces momentos.

La visión del moriche taciturno
saludando con sus palmas al viajero,
emborracha con sus aguas vino tinto
al bañista transeúnte y dominguero.

Cuántas veces temerosa entre los brazos
e ingenuamente recostada de su hombro,
de aquel amor tan alto como los moriches
que era como un cielo repleto de luceros.

El entusiasmo, la alegría y la emoción
con la música de antaño y del presente,
no hicieron perdurar lo que vivimos
porque el amor no dura cuando miente.

Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez
Puerto La Cruz, 17 de junio 2009

Luego de dos años...

No es fácil abrir la puerta de la antesala de una obra literaria cuando se trata de una primera edición. Sin embargo, la misma pasión y...