viernes, 13 de abril de 2012

Vanidad de mujer



               

Si sus manos no fueron mariposas
de alas sutiles y colores vivos,
muy poco femeninas y no hermosas  
las escondía de ti, fuiste su enemigo.

Si su voz no fue dulce y suave
al responder a ese silencio tuyo,
sus ojos dejaron de buscar tu mirada
pues sólo tropezaba con tu orgullo.

Nunca le pareciste verdad, y así fue
y se alejó de ti importándole mucho,  
supo a donde ir sin dar ningún traspié
escogió entre la renuncia y el disgusto.

Cuando fue joven mil cosas le ofreció 
a ese su corazón sincero y puro,
y al encontrarte no supo más de sí
se quedó sin presente y sin futuro.

La vanidad femenina es por excelencia 
don propio que a su género responde,
soñar cosas hermosas es su preferencia
desafiando el polo opuesto de los hombres.

Tú como muchos de mente tan confusa
sólo pudiste conocerle por su nombre,   
te negaste el cielo al dejar inconclusa 
la historia de amor que su pecho esconde. 

Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez

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