Como todas las
flores tuvo su primavera
su color, su
fragancia, bañaban su ilusión,
su ingenuidad,
su fe, hicieron que creyera
que tenía a su
lado el verdadero amor.
Que brotaba del
surco llamado corazón
que regaba con
agua llamada sentimiento,
pero la flor
más linda también dura muy poco
y la piel de
sus pétalos la arrugará el viento.
Se fue la
primavera, el verano, el otoño
y los árboles
viejos con sus ramas caídas,
el vergel está
allí con nidos perforados
sin las aves
que ayer alegraron su vida.
Su intuición no
falló y el augurio certero
precisaba el
momento el sitio y el lugar,
era su ángel
guardián que así le llevaba
el mensaje de
un mundo traicionero.
Para corroborarlo
se aferró a su sentir
para vivir en
paz con la verdad,
para no
lamentarse fue mejor prevenir,
es la sabiduría
de una gran realidad.
Lucila Lárez
Fariñas
de Gutiérrez
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