viernes, 22 de abril de 2011

Camino sin retorno.

                   
                 


Perdónanos señor te lo pedimos
alivio para el alma es el perdón,
nuestro mundo está lleno de enemigos
que nos inclinan hacia la tentación. 
                     
Siendo de barro con aliento de vida
y en ese afán de búsqueda constante,
navegamos en un barco a la deriva,       
cerca del  puerto que espera cada instante.
                   
Ese puerto sin luz, casi en penumbra
y al final del camino sin retorno,
allí esperando la nave está la tumba
en medio del silencio y el reposo.

Misterio y soledad, la desfigura es muerte
y en la tranquilidad  del  campo santo,
le rendimos honor al que no siente
con mensajes de amor envuelto en llanto.

Ya no importa el mundo  convulsivo
la  ciencia, recursos materiales, poco valen,
la voluntad ya perdió todo sentido
todo ha caído al vacío inexorable.

Despedida y dolor quedó flotando arriba
un murmullo atado al mudo abrazo,
la muerte agazapada atrapó la vida
para entregar el cuerpo a los gusanos.

Lucila  Lárez  Fariñas
de  Gutiérrez  

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