Hay un mundo donde fui y no lo puedo olvidar
donde hay algo que es primero y por todos conocido,
por los que viven
allá y por los que se han venido,
si allá no tienes
dinero tampoco tienes amigos.
En ese mundo tan
falso ese metal es primero,
al feo lo llaman
bello elegante y distinguido,
sin títulos y sin
dientes barrigón y embustero,
quién se atreve a
rechazarlo si lo envuelve don dinero.
Hay un caso
contundente actual y documentado,
una dama bien
plantada y con presencia atractiva,
la sigue un
enamorado con dones de buen señor,
pero la enloquece un
viejo meciéndose en los ochenta,
que lo prefiere a su
lado con dinero por montón.
Y para seguir
contando queda mucho todavía,
padres pobres con sus
hijos siempre les alcanzó el pan,
cuando los padres ya
viejos que no tienen que gastar,
porque les falta el
dinero del tingo al tango andarán.
Es una historia muy
larga casi de nunca acabar,
de muchos
protagonistas donde no hay que combinar,
lo que tú quieres
tener o lo que te pueden dar,
la carga de la
vejez no es tan fácil de llevar.
Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez
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