lunes, 6 de diciembre de 2010

A mi madre en su día.

                      

La más noble exaltación
para ti madre querida,
la encierro en esta canción
dedicada con mi vida.

En este grandioso día   
para ti madre adorada,
traigo una cesta de rosas
nacidas en la alborada.

Eres fuente de agua clara
fresca como los helechos,
diáfana con la mirada
y elocuente con tus besos.

Que transparente cristal
se ve en tus aguas serenas,
que nacen del manantial
de tu alma de hada buena.

Flores cantos y alegría
toda una lluvia de rosas,
pondré a tus pies madre mía
para que tú seas dichosa.

En el césped de tu vida
¡cuántas cosas yo pondría!
para adornar los encantos 
que Dios te dio, madre mía.

El amor que tu alma encierra
es tan limpio y transparente,
que jamás habrá quien pueda
amar así hasta la muerte.
                                                                                              
Yo nací para quererte
y amarte todos los días,
tu bendición es mi fuerte
y  tu  palabra es mi guía.   
                                
Lucila Lárez Fariñas

Maturín, año 1962.-

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