viernes, 17 de febrero de 2012

Simplemente soy

       
      

Soy como el ave que dejó su nido
y el Atlántico cruzó en un vuelo,
para llegar a un país desconocido
con la misma tierra y el mismo cielo.

Soy como el jugador que perdió el juego
y sigue deambulando en la noche oscura,
apostando a las estrellas en el cielo
su único capital: una guitarra muda.

Soy como el borracho que siente la torpeza
del niño que apura sus primeros pasos,
cuando intenta hacer sus primeras letras
o por primera vez amarra sus zapatos.

Soy como el mendigo que estiró la mano
cuando miró que alguien se acercaba,
con la esperanza que le dieran algo
y el que era pasó sin dejarle nada.

Soy como la ilusión que alimenta la fe
donde la luz que alumbra es la esperanza,
apagándose sin saber cómo ni por qué
porque la respuesta fue la desconfianza.

Soy como el deseo y la buena intención
que se forja en la mente hasta lograr hacer,
que se ejerza el Divino Poder de creación
que son dones del hombre y la mujer.

Soy como el eco del grito en el silencio
y el que lo lanza es quien lo recibe,
soy como el dolor que se lleva por dentro
cuando el mal que lo causa es irreversible.

Soy como el soldado que perdió la guerra
y vuelve con la pena que causa la derrota,
con el Dios que invocó al salir de su tierra
para seguirlo amando con el alma rota.

Soy como el árbol trémulo en el otoño
soportando los azotes que da el viento,
desnudo soportará el invierno sin retoño
y al volver la primavera ya estará seco.

Soy como el pecador que se causó la pena
del juicio que jamás tendrá un perdón,
y pasa el tiempo mirando por las rejas
el único consuelo que tiene en la prisión.

Soy como el forastero sentado en la acera
desorientado sin saber cómo podrá seguir,
esperando que se acerque cualesquiera
que con cariño le oriente sin mentir.

Soy como aquel que recibió el abrigo
aquella noche que sufrió de frío,
y ese buen gesto lo tiró al olvido
por ser de espíritu mezquino y vacío.

Soy como el reo que vive encarcelado
porque él mismo se negó la libertad,
y teme dar consejo a sus seres amados
porque perdió la autoridad moral.

Soy como el inocente que se siente culpable
y que es culpable porque así se siente,
frente al culpable que se libra de culpa
escondiendo su culpa detrás del inocente.

Soy como el sediento al que ofrecen vino
viajero que sin dinero busca una posada,
y se olvida que en todos los caminos
pocos ofrecen ni dan nada por nada.

Soy como el labrador que aró la tierra
y sembró la semilla al tiempo justo,
y se alejó de ella para que creciera
y después siente pena al recoger los frutos.

Soy como el viento convertido en tornado
como la lluvia torrencial que arranca el huerto,
como el fuego con sus llamas acabando todo
un fenómeno humano que perdió el aliento.

Soy el simplemente soy, hasta que Dios quiera
que el plan cósmico, cualquier ley me aplique,
con tantos muertos qua se tragado la tierra
cuando me trague a mí, que me vomite.

Lucila de Gutiérrez
Lárez Fariñas

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