viernes, 3 de junio de 2011

Desencanto

                        

No tengo a nadie a quien confiar mi pena
nadie que pueda comprender mi angustia,
me encuentro como un ave prisionera
como una rosa deshojada y mustia.

He abierto la ventana mientras pienso
y el frío entra por ella muy ligero,
pero hay en mi alma un frío tan intenso
que casi en otro se hace placentero.

Toda mi vida es diferente ahora
mi alma no sueña, ni confía ni espera,
aquella que reía ahora llora
entre cuatro paredes prisionera.

Como añoro volver a mis llanuras
a mis cielos azules y serenos,
y borrar estos días de amarguras
al calor de mi sol y de mi suelo.

Yo para amar siempre fui sincera
y guardaba en mi pecho mil ternuras,
hoy soy un corazón que nada espera
en esta soledad que me tortura.

Era feliz en el volar del viento
en la espuma que pasa en la corriente,
en la estrella que adorna el firmamento
era un cielo sin nubes, transparente.

Y añoro todo aquello ya perdido
y confío a mis versos mis dolores,
aquí quedan dolientes mis gemidos
en la tumba de sueños y de amores.

.-

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