viernes, 7 de enero de 2011

A mi hija Jenny.

                

Contigo conocí  la dulce sensación
de ser madre por primera vez,
no es fácil definir esa emoción
que recorrió mis entrañas de mujer.

Primogénita luz, mi estrella vespertina
hermosa flor que junio me obsequió,
mi promesa angelical Jenny Martina
sinónimo de fe de esperanza y amor.
                                 
Mensajera luz sonrosada de aurora,
anuncia que comienza un nuevo día,                                         
bebiéndose el rocío de la mañana
en cada amanecer con su policromía.

La naturaleza mágica y perfecta                                  
hizo realidad mi sueño ansiado, 
canalizó mi vida hasta esa meta
para obsequiarme el  fruto  deseado.

Al presentirte ya celaba mi vientre
sin conocerte, a ti  yo me entregué
mientras viva daré gracias a Dios
por abrirme las puertas del Edén.

Eres perla en una hermosa flor
cuando miro tu frágil y sutil figura,  
cultivada en mi cuerpo y corazón
como  la joya original más pura.
                                    
Dios me confío la sagrada misión
de ser madre como ángel guardián,
siendo ése el más sublime honor 
que la mujer siempre quiere alcanzar.

Por ti mi mundo comenzó de nuevo
porque eres la esencia de mi vida,
verte feliz es lo que más quiero   
por siempre así será niña querida.
                                                                                                                           
Cuando empieces a soñar, yo quiero 
ser intérprete de todos tus sueños,
y mis ruegos lleguen hasta el cielo
con mensajes de todos tus anhelos.
                 
Que siempre seas libre como espiga
que se levanta sobre el cañaveral,
como la garza con plumaje blanco
como enérgica ola elevada en el mar.

Si mis brazos se volvieran alas 
para poder subir en raudo vuelo,
vencería el tiempo y la distancia    
que nos separa del infinito cielo,
para llenar mis alas de luceros
y alcanzar la  estrella mañanera,
con gran amor tejer una diadema
para adornar tu linda cabellera.  

Pediré al Señor que me inspire
para ser madre y tu mejor amiga,
aunque el tiempo pase y me limite
aún sin voz diré ” Dios te bendiga”

Para mí siempre serás niña querida
esa parte integral de mi existencia,
teniéndote a mi lado se mitiga
la ansiedad impuesta por la ausencia.

Este inmenso amor es para siempre
con todas las virtudes y defectos,
pero es invencible y muy valiente    
no es igual a otros sentimientos.

Te amo y te amaré, hoy mañana 
y siempre y más allá.
Te bendice y te bendecirá el corazón de mamá

Lucila Láres Fariñas
de Gutiérrez

Maturín Estado Monagas, 28 de Junio 1966.- 

                                                                

4 comentarios:

  1. Sencillamente.... ESPECTACULAR!

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  2. Es uno de los poemas más hermosos que le he leído.
    Madre de mi alma, te amo con todo mi corazón.

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  3. Yenny, te amo y te adoro hermanita...

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  4. Yenny que bello.. y mas lindo aun lo que le dices...
    El amor de una Madre es perfecto y sublime..
    me entristece no haber compartido este blog antes y poder leer tantos poemas bellos que escribió en vida.. porque desde mas allá lo sigue haciendo en el corazón de sus hijos marcandole el camino a seguir! Interesante que todos compartan el amor a la música, a la poesía.. a las cosas mas tiernas de la vida. Muchos abrazos!!

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