viernes, 4 de marzo de 2011

Atado con libertad



Tú te sentías libre y decidió el destino
que llegaras a mí como algo inesperado,
fue un encuentro casual en medio del camino
cuando el tren de tu vida se detuvo a mi lado.

Rápido pasó el tiempo sellando nuestra unión
y llegaron los  frutos, brindándole a mi vida,
la misión maternal que da fuerza y amor
con esa gran  pureza que nunca se termina.
                                                 
De pronto un nubarrón que nubló nuestro cielo
derramó la tormenta del silencio entre los dos,
fue aumentando la prole entre dolor y miedo    
porque se fue apagando la magia del amor.
                                       
Yo no te quise atado por culpa de un papel
el amor no se compra ni se puede vender,
por ser un sentimiento nacido en lo profundo,
de las cosas pequeñas, en lo inmenso del mundo.

Quiero cerrar los ojos y olvidar el pasado
el silencio agobiante que al fin me destruyó,
se fue mi juventud  y mi ocaso ha llegado 
lleno de nubes grises, a donde voy no hay sol.      

Se que con la distancia nos llegará el sosiego
que apenas lo vivimos en ese mundo incierto,    
siendo dueño de todo, de nada siendo dueño
cuando muere el amor, la vida es un desierto.

Ahora estás dichoso porque vives sin mí
sé cuánto lo disfrutas desde que me marché,   
eso bien lo esperaste y yo lo comprendí
nunca diste valor a lo que yo esperé.   
                                                      
Es un astro el amor que gira sin descanso
activa nuestro cuerpo y agita el corazón,
su luz es tan vital, brillante como el sol,
también cuando se eclipsa, nos deja sin calor.

En un rincón del alma, se quedó acurrucado
todo aquel sentimiento bendecido por Dios,
enredado entre sueños, deseos no expresados
oculto en las tinieblas de un eclipse de amor.

Así sin darme cuenta me sorprendió el ocaso
como si de repente se precipitó el día,    
el sol huyó de pronto, se volvió gris la tarde
no se dibujó el cielo de sueño y fantasía.

Sólo espero el momento cuando la luz del alba
me brinde un despertar oculta en la distancia,
viendo el andar de todo,  tal vez no viendo nada
durmiendo en mis poemas sin flores ni fragancia. 

Lucila Lárez Fariñas
Puerto La Cruz, 2002.-


1 comentario:

  1. Pedro P. Guzmàn P.8 de marzo de 2011, 16:01

    Que hermoso poema, como todos los de la señora lucila larez.
    Este lindo poema, asoma un poco la tristeza que viviò. Asoma un poco su infelicidad, sufrimiento
    y ademas hace ver que lo que viviò no es lo que esperaba ni lo que merecìa.

    Pedro P. guzmàn P.

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