
No despiertan
compasión
no aceptan silla de
rueda,
mucho menos un
bastón,
la gran ambición
los ciega.
Ellos ven en
Venezuela
un templo de
adoradores,
y la silla los milagros
del palacio en
Miraflores.
Al recostarse del
pueblo
lo ven como
referencia,
para apoyarse sin
miedo
camino a la presidencia.
Débiles con mucha
fuerza
siempre son la
mayoría,
los pobres, los
marginados,
con votos los desafían.
Sacrificios por los
pobres
luchando por la igualdad,
¡que mentira, que
cinismo
que manera de
engañar!
Dicen amar a esta
tierra
y odian a sus
hermanos,
sólo quieren sus
riquezas
para llenarse las
manos.
Saben que para
alcanzar
la silla tan
codiciada,
ofrecer cosas al
pueblo
es la estrategia
gastada.
Además de ser
lisiados
que prefieren esa
silla,
son de mente
enajenadas
sus promesas las
olvidan.
Es un círculo
vicioso
que sostiene este
sistema,
han sido cincuenta
años
presentando el
mismo esquema.
Lucila Lárez
Fariñas
de Gutiérrez
Puerto La Cruz, año
2000
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