viernes, 16 de diciembre de 2011

Distinta Navidad

      

Cantares navideños reflejan la alegría,
se escuchan campanadas allá en la catedral,
y las cuento, son doce comienza un nuevo día
yo aislada en este Centro comienzo a suspirar, 

...y la resignación vuelve dándome aliento.

Estamos en Diciembre se acerca el veinticuatro,
y pienso en la tristeza que hay allá en mi hogar,
el ambiente recoge aires de tradición,
está libre el camino sin poder caminar. 

...y la resignación vuelve dándome aliento.  

Veo al niño Jesús imaginariamente,
con todo un cargamento y acaricio en mi sueño,
la ilusión de mi hogar de mis niños pequeños,
la cama me tortura el dolor no lo siento,
y la resignación vuelve dándome aliento.

 Largas noches de insomnio sin la noción del tiempo,
horas interminables que las prolonga el mal,
la causa de mi pena aquí en el hospital,
es el dolor que siento en esta nochebuena,

y la resignación vuelve dándome aliento... 

El alba nos despierta a todos por igual,
con ella todo es nuevo bajo la luz del sol,
pero es viejo el dolor culpable del tormento,
que llegó fácilmente para marcar mi cuerpo,
y la resignación vuelve dándome aliento. 

Los días se hacen meses los meses son los siglos,
el desvelo aparece el sueño no concilio,
¡como quisiera estar al lado de mis hijos!
estar allá en mi hogar para verlos contentos,
y la resinación vuelve dándome aliento. 

Llegó la noche buena siento la diferencia,
me acompañan mis hijos cargados de inocencia,
también están, mi esposo mi madre, mi hermana Ana,
aquí en la habitación llenos de sentimiento,
y la resinación vuelve dándome aliento. 

Durante todo el año hay muchos treinta y uno,
pero al llegar Diciembre como ése ninguno,
él nos marca un final víspera de un comienzo,
me grita ¡se va el año! dejándote un tormento,
y la resinación vuelve dándome aliento. 

La ilusión con la fe vencen a la tristeza,
se exalta la alegría se alimentan promesas,
es la fecha de encuentro se olvidan las ofensas,
se acarician recuerdos de años que han pasado,  

y la resignación vuelve dándome aliento… 

Y llegó el año nuevo cargado de esperanzas,
para todos los pueblos que elevan alabanzas,
al “Dios” tan poderoso rogando amor y paz,
sanando los dolores que llevamos por dentro,
y la resignación vuelve dándome aliento.

Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez 
Puerto La cruz, Dic. 1982

 

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