
Esa fase de mi vida nunca
me la imaginé,
que después de tanto tiempo
que nos hemos conocido
se me declarara usted,
diciéndome que en silencio
usted siempre me ha querido,
y que por ese respeto
que yo siempre me he ganado
no quiso ser atrevido.
Que estoy en su corazón
que vivo en su pensamiento,
y que en sus noches de insomnio,
soy así como un tormento,
que no ha podido arrancarse
de su pecho, esa ilusión,
y el temor de confesarlo
sin que se pierda su amor.
¡Escúcheme bien señor!
yo le debo confesar,
que no sé qué ha sucedido
para que haya confundido,
el amor con la amistad.
No le voy a condenar
ni a juzgar su corazón,
usted es libre de sentir
amor por cualquier mujer,
y eso no me compromete
yo no le puedo querer,
yo no le debo querer,
yo no le quiero querer.
Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor comparte tus comentarios: